Los trucos de belleza imprescindibles para los meses de frío

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Los trucos de belleza imprescindibles para los meses de frío
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Poco a poco, bajan las temperaturas y el otoño va llegando a nuestras calles y, con él, nuevos efectos sobre nuestra piel que nos hacen preguntarnos si deberíamos cambiar nuestras rutinas de belleza. Porque: ¿A quién no se le reseca la piel con las frías rachas de viento? ¿Y la irritación en nariz, labios o manos?

Todo ello hace que nuestros cuidados estéticos también deban adaptarse a las diferentes épocas del año, y con la llegada del frío a veces sentimos que, con la menor exposición solar y al cubrirnos más, no son necesarios tantos cuidados como en verano. ¡Pero nada más lejos de la realidad! Sigue leyendo y descubrirás cómo es fundamental seguir cuidando nuestra piel y actualizar nuestras rutinas de belleza diarias para evitar el daño del frío y adaptar nuestros tratamientos estéticos.


¿Cómo afecta el frío a la piel?


La llegada del frío provoca signos evidentes en nuestra piel que empezamos a observar y que se pueden ir intensificando poco a poco. Notamos irritación en la nariz y los labios, vemos aumentar la sequedad de la cara e incluso podemos sufrir sabañones o heridas más fácilmente.

Esto se produce porque el frío genera, de forma global en nuestro organismo, una contracción de los vasos sanguíneos para evitar la pérdida de calor, al contrario que en verano. A nivel dermatológico, esto provoca que la piel reduce su intercambio de oxígeno y nutrientes, ya que es la sangre la que se encarga de esta función. Y es por ello que la piel con el frío palidece, se agrieta y daña con mayor facilidad.

Cuando el frío es muy intenso daña la superficie de la piel de forma directa, lo que provoca la aparición de rojeces y facilita la formación de heridas, ya que debilita las capas de la piel. Es por ello que, además de adaptar nuestra rutina de belleza, lo primero y más importante es proteger y asegurar nuestra piel para que pueda mantenerse sana al ataque del frío. Y porque la suma cuidado + belleza nos parece un combo irresistible, te traemos las claves fundamentales con las que podrás velar por el mejor estado de tu piel durante los meses de otoño e invierno así como adaptar tus tratamientos estéticos para verte mejor que nunca.


5 consejos para adaptar tu rutina de belleza a la llegada del frío


1. Deja a un lado toallitas y espumas


Pero, ¿por qué? Es sencillo: como hemos dicho, la fiel suele quemar y dañar las capas superficiales de la piel, que son su elemento protector. Por ello, objetos como las toallitas o espumas, que solemos arrastrar por nuestra piel cuando usamos productos como el agua micelar, eliminan o se llevan parte de las células de esas capas protectoras.

Si bien en verano esto nos ayuda a eliminar impurezas y facilita la limpieza de la piel ante la sudoración, en otoño e invierno lo más adecuado será cambiar estos productos por cremas o leches limpiadoras que no requieran el uso de toallitas o discos desmaquillantes.


2. Hidratación, hidratación e hidratación


Precisamente por los efectos que hemos mencionado y que facilitan que la piel se nos reseque en los meses de frío, es fundamental contar con una rutina de hidratación que nos permita ayudar a que nuestra cara y cuerpo puedan hacer frente a la dureza del clima.

Para ello, y más allá de tratamientos de estética, lo primero que debemos hacer es hidratarnos nosotros bebiendo abundante agua. Y aunque ya sabemos que beber agua es fundamental para nuestra salud, no debemos descuidar este hábito con la caída de las temperaturas.

Pero más allá de este hábito de hidratación, será importante contar con una crema hidratante adaptada para nuestro tipo de piel (seca, mixta o grasa), mucho mejor si podemos tener una de noche y otra de día. Si nos maquillamos a diario, será importante aplicarla antes de ponernos la base. Y, si ya quieres completar esta rutina de hidratación para asegurar la mejor protección del frío para tu rostro, puedes utilizar mascarillas hidratantes de vez en cuando.

¡Cuidado con la temperatura del agua!

Hidratarse es fundamental, pero a la hora de utilizar agua sobre nuestra piel en invierno, a veces nos pasamos con la temperatura. Sí, el agua casi ardiendo puede resultarnos placentera, pero resulta perjudicial para nuestra piel, por lo que lo recomendable es siempre lavarnos la cara y ducharnos con agua templada, y secarnos con cuidado y delicadeza para evitar la irritación.


3. ¡En otoño e invierno el sol no desaparece!


Es cierto que con el frío el grado de radiación solar es menor que en verano debido a la situación de la Tierra respecto al sol. Esta hace que en los meses calurosos los rayos solares lleguen perpendicularmente, lo que supone un contacto mucho más directo que cuando llegan inclinados, como en invierno, ¡pero no debemos confiarnos!

En los meses de frío el sol también afecta a las células de nuestra piel aunque percibamos que llega con una menor intensidad. Pero eso no quiere decir que los rayos UVA no sigan ahí, provocando sus efectos de envejecimiento y dañando la superficie cutánea. Además, si vives en zonas donde nieva habitualmente, la nieve refleja hasta un 80% de la radiación solar, por lo que utilizar protección no deja de ser una rutina de cuidado básica también en estos meses.


4. Prevén los efectos de las rachas de viento en tus labios


El viento es otro de los enemigos para nuestra piel que toma una nueva cara los meses de frío. Pero, si el viento es indiferente a las estaciones y aparece durante todo el año, ¿por qué hemos de tenerlo en cuenta cuando llega el frío? Efectivamente, el viento no es patrimonio del invierno, pero en estos meses toma un papel especial,

Lo que pasa con el viento en invierno es, sencillamente, que al combinarse con el frío arrastrar las capas protectoras de la piel, lo cual no sucede con tanta intensidad cuando el viento es más templado. Así, es normal que en invierno, zonas como los labios tiendan a irritarse mucho más sobre todo los días con fuertes rachas de viento.

Esto ocurre debido a que la piel de los labios es mucho más fina que la del resto del rostro, por lo que tiene esta predisposición o facilidad para irritarse y que digamos esa típica frase de: “se me han cortado los labios”. Ante ello, labiales hidratantes y reparadores serán un producto clave para nuestro día a día.


5. No te olvides de tus manos y pies


La disminución de la circulación que hemos expuesto es también la causante de esa clásica sensación invernal de que manos y pies se nos quedan helados con facilidad. Al ser las partes del cuerpos más alejadas del corazón, son las que más notan las consecuencias de la vasoconstricción, y en concreto en las manos se suma el hecho de estar constantemente expuestas al aire libre.

Por ello, es muy habitual que en inviernos nuestras manos se resequen y necesiten, al igual que nuestros pies, un cuidado extra que se materializa en aplicar diariamente cremas reparadoras e hidratantes. En concreto para el cuidado de tus pies, te recomendamos aplicar el producto tras la ducha y antes de ponerte los calcetines y un calzado resistente al paso del frío. Y para tus manos, por supuesto, no olvides el uso de unos buenos guantes.


Las tendencias de belleza para el invierno que no puedes dejar pasar


Y, ahora que ya sabes cómo tener una rutina de belleza que cuide tanto tu piel como tu cuerpo, ¿por qué no adaptar también nuestro estilo y tratamientos estéticos a las tendencias de cada estación? Toma nota:

  • Peluquería: La llegada del frío nos devuelve las ganas de llevar esas melenas sueltas que en verano a veces provocan tanto calor. Además, el uso de gorros y capuchas también potencia los recogidos bajos, frente a la frescura que los moños altos aportan en verano. Una raya al medio con una sencilla coleta siempre triunfa con la caída de las hojas.
  • Maquillaje: La progresiva disminución de luz solar nos abre nuevas posibilidades para dejarnos llevar por maquillajes más oscuros e intensos, que en los largos y claros días de verano podían provocar un contraste excesivo. Atrévete con un eyeliner más grueso y sombras de tonos más oscuros como grises, marrones, negros o caquis.
  • Depilación: A nivel de tratamientos más íntimos, como es la depilación, los meses de frío con sus largos pantalones y vestidos son ideales para retomar o iniciar aquellos tratamientos como la depilación láser que no son amigas ni deben verse expuesta a la luz solar. ¡Aprovecha estos meses para lanzarte a ese tratamiento que tienes en mente!

Y, además de la depilación, hay muchos otros tratamientos estéticos que, con frío o calor, no dejan de ser un acierto periódico para mantener la salud de nuestra piel, así que no dejes de echar un vistazo a lo que te ofrecen los grandes profesionales de la estética y sus opciones de tratamiento y aprovecha para cuidarte que, sea la estación que sea, ¡siempre es una buena elección!